acompasara cada uno de mis pálpitos,
como pellizcos en la espina dorsal:
Hey Cris, hay algo que estás haciendo mal...
Y cual burdo secreto sigo colándote en mi cama,
bien dentro, en mi vida,
Ardiendo con un fuego que finges que no quema,
Salvando las distancias que dices que no tema,
Riéndome de mi,
obedeciendo ciegamente a mi líbido atroz.
Es mi condena y mi redención.
Es mi condena y mi redención.
1 comentario:
Sigue usted por aquí! Buena noticia para un martes gélido
Publicar un comentario