Ahora que cuelgas la armadura en otra casa,
que ya no es mi barrio en el que aparcas y olvidas el lugar,
Ahora que ya puedo no dormir y esperarte,
ya no te espero, porque no vendrás.
Ahora que reemplazas mis manos,
que aferras otra espalda y calzas otro cuerpo,
Ahora que te liberan en otra almohada,
y es otra boca la que besa la mañana..
¿encontraste el rumbo?
Ahora que la jefa ya no va a volver,
nunca más,
que lamenta no poder ver si las plantas florecen
o también acaban por marchitar..
Ahora que ya no nos preocupa mi suerte
-alguna vez- tal vez- quizá-
habrá que volver al barco, a remar...
Porque juegas con la doble tirada,
la del todo o la nada,
la suerte está echada, si nada tienes que perder..
Y buscas,
- inocente, crees que encuentras-
pero es la llamada del vacío,
la que acometes, de flor en flor,
engañado, -engañando-
lamentándote en el aullido eterno
de los sin hogar.
Sigue nadando,
náufrago mío,
rema.
¿Ves ese oasis que todavía no es,
que es una utopía;
sabrás cómo llegar?
Nadie podrá acompañarte en el camino..
Yo te siento llorar...
y te abrazo.
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